martes, 2 de febrero de 2010

Último Número de la Revista COIIM


Los desaforados gigantes contra los que luchó Don Quijote se han convertido, gracias a la célebre obra, en un recurso turístico y en imagen del paisaje manchego. Sin embargo, hubo una época en la que estas construcciones provocaron una transformación profunda en la tradicional economía del grano e hicieron de Campo de Criptana una zona fabril que en los períodos de recolección de cereal presentaba una intensa actividad de trabajo. El último número de la Revista COIIM recoge un artículo sobre estos ingenios mecánicos presentados como símbolos industriales que posibilitaron y facilitaron la producción de harina, elemento esencial en la dieta de muchas generaciones.

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