viernes, 31 de julio de 2009

Molinos de Viento de Campo de Criptana

Si la Mancha se caracteriza por un edificio emblemático asociado a su cultura, ese es El Molino de Viento. Los molinos, sin embargo forman parte de la eclosión de ingenios que se desarrollaron durante los siglos XV, XVI, XVII y que fueron determinantes para el progreso tecnológico de Europa. Su función era la de moler el grano de cereal para convertirlo en harina, por lo que han estado directamente relacionado con la industria a lo largo de siglos.
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En Campo de Criptana existieron treinta y cuatro molinos, según el Catastro del Marqués de la Ensenada del año 1752, tantos como la suma de los existentes en las demás poblaciones del resto de provincias manchegas. Actualmente se conservan diez de estos molinos, tres de ellos han sido declarados Bien de Interés Cultural, "Burleta", "Infanto" y "Sardinero", por conservar la maquinaría original del siglo XVI.
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Los molinos de viento, a diferencia de los hidráulicos, que generalmente se asentaban en los valles por donde discurría el agua, se localizaron en zonas áridas con escasez de corrientes fluviales, por ello en España son característicos de la mitad sur peninsular. Los más numerosos son los de torre en los que tan solo gira la caperuza y se necesitaba menos madera para su construcción.
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Se trata de construcciones hechas de piedra y enlucidas con mortero de cal y arena, con unas dimensiones totales de once metros de altura por cinco de diámetro. Sobre la torre se colocaba la cubierta cónica construida en un principio de paja, luego de madera y posteriormente de zinc, del mismo diámetro que la torre sobre la que podía girar mediante un carril de madera de encina muy dura.
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El molino se componía de tres plantas, el silo o planta baja donde se almacenaba el grano y los utensilios del molinero, la camareta es la estancia media donde se efectuaba la limpieza del grano y donde se guardaban los lienzos de las aspas y el moledero, conocido también por habitación de la piedra, donde se alojaba la maquinaría y se ubicaban los ventanillos. Se trataban de doce ventanas pequeñas orientadas en función de cada viento y desde las cuales el molinero conocía la dirección del viento dominante para orientar las aspas. Para esta operación el molinero usaba un torno portátil "borriquillo" que unido a un largo mástil "palo de gobierno" servían para mover la caperuza.
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Una vez las aspas en movimiento, su movimiento de giro vertical era transmitido al eje al que estaban sujetas y se transformaba en horizontal a través del engranaje que realiza la rueda de madera de mayor tamaño, rueda catalina, con la de menor tamaño, llamada linterna, pasando directamente a la piedra que se movía solidaria a ésta última. El movimiento de la piedra superior sobre la inferior fija es el que tritura los granos de trigo, cebada o los "titos" con los que se elaboran las famosas gachas manchegas.
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El Ayuntamiento de Campo de Criptana lleva a cabo un Plan Especial de Protección de la Sierra de los Molinos y de su entorno, que vela por la conservación y el mantenimiento del aspecto original de los molinos. Ubicado en la misma Sierra se encuentra el Centro de Iniciativas Turísticas, desde donde se cuida y orienta al turista para que conozca en profundidad el patrimonio de todo el municipio.

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jueves, 30 de julio de 2009

Revista COIIM Número 42

El Número 42 de la Revista COIIM está dedicado al Patrimonio Industrial con un editorial y un amplio artículo sobre la Industria Textil de Béjar, en el que se hace un recorrido por su historia, el significado que ha tenido para la ciudad y sus habitantes, la evolución tecnológica y su rico legado.

Pinchar en la imagen para descargarla.

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jueves, 23 de julio de 2009

La Azuda de la Montaña (Aranjuez)

El Tajo y su afluente el Jarama han marcado la historia de Aranjuez, ambos ríos recorren su término municipal y sus aguas han servido para regar a través de sistemas de canales, caces y acequias las históricas huertas de Aranjuez.
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Imagen tomada de la Reproducción en facsímil, por Doce Calles en 1987, del libro 'Albúm-Guía del Real Sitio de Aranjuez'

A finales del siglo XVIII, con el objetivo de ampliar la zona de regadío por encima de la cota del canal denominado el 'Caz del Embocador' se construyó una obra de ingeniería hidráulica que se conoció como 'La Azuda y el Acueducto de la Montaña'. Se trababa de una rueda de madera de 12 metros de diámetro, compuesta por 12 radios y cuatro paletas entre cada radio. Era movida por la propia corriente del canal y elevaba, a través de sus canjilones, el agua hasta el acueducto construido en ladrillo para poder regar los terrenos ubicados en la denominada finca 'La Montaña' de ahí el nombre de la obra de regadío.

Con el paso del tiempo y debido a su uso, algunos de sus elementos fueron siendo reemplazados por piezas metálicas, hasta que en 1844 la noria totalmente deteriorada pasó a ser sustituida por otra de dimensiones similares pero fabricada en hierro. La azuda dejó de funcionar definitivamente en 1927 cuando se instaló el riego a motor.

Estos datos provienen de un estudio realizado por profesores e investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid como parte del proyecto de rehabilitación de esta obra de ingeniería, de la que actualmente solo quedan ruinas. Con la rehabilitación se pretende estrechar lazos entre el entorno y los visitantes para acercarles la historia de este municipio madrileño.

Revista Municipal de Aranjuez, julio 2009

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