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martes, 19 de enero de 2010

La Fábrica de Harinas de Manzanares, ejemplo de Patrimonio Industrial en Ciudad Real

Por Francisco Herrera Torrijos, Ingeniero Industrial.

La molturación de cereales, de cara a la fabricación de harina con la que hacer pan, se realizó en el pasado con algún molino de viento, pero principalmente con varios molinos de agua que instalados en el cauce del río Azuer aprovechaban la fuerza de su corriente, durante los meses invernales, para mover las piedras moledoras.

De hecho, D. Manuel Juan López, natural de Enguera (Valencia), que tenía una fábrica de paños y mantas, compró uno de esos molinos harineros junto al río Azuer con movimiento de piedra y cilindros en 1885. Posteriormente, junto a D. Juan Ayala Mira, vecino de Ciudad Real, D. Demetrio y D. Ricardo Ayala, y secundados por D. Bienvenido Carrasco y D. Francisco Mansilla formaron la sociedad Ayala y Juan, que fundó la Fábrica de Harinas de Manzanares, en el año 1900.

Gracias al impulso emprendedor de estas personas y a su iniciativa fueron capaces de crear esta factoría que molturaba casi 60 toneladas de grano al día, siendo la tercera fábrica de España por capacidad en aquella época, constituyendo un orgullo y un simbolismo de progreso para Manzanares.


La fábrica de harinas se sitúo sobre un antiguo huerto junto a la Carretera de Andalucía y haciendo esquina con la calle Fachada del Río. Fue dotada por sus fundadores con la maquinaria más moderna del momento, siguiendo el sistema de transporte neumático Bühler.

El edificio es muy característico de este tipo de factorías, es del estilo denominado ecléptico-historicista y ocupa una superficie de más de 3.000 metros cuadrados. Su fachada es de ladrillo prensado, reforzándose en las esquinas con piedras de sillería.

El impresionante edificio principal de sólida construcción, a base de piedra y ladrillo macizo, consta de tres pisos divididos en seis naves. Las de la derecha, destinadas a trituración y molienda, tenían 35 metros de largo por 12,5 de ancho, y las de la izquierda, de igual ancho y con 11 metros de longitud, estaban dedicadas al proceso de limpieza del grano.

Publicidad de la época

El sistema de limpieza de cereales estaba compuesto por bombos desterradores, eliminadores de paja y elementos ligeros, deschinadoras y separador magnético de partículas metálicas. En esta zona se encontraban también las despuntadoras para quitar el germen, la lavadora de trigo con tizón, una columna secadora y depósitos reguladores donde se acondicionaba el grano dosificándole cierta cantidad de agua para facilitar la molturación, siempre bajo la atenta vigilancia del maestro molinero, cargo que ocupó durante muchos años D. Ruperto Lampaya.


Las operaciones de trituración y molienda se realizaban mediante una serie de rodillos estriados y cilindros lisos que poco a poco iban convirtiendo el polvo las diferentes partes del grano. A continuación de los molinos se encontraban los cernedores o Plansichter, que mediante movimientos vibratorios separaban la sémola (harina), del salvado (cubiertas leñosas del grano), ayudados por cinco sasores, que mediante un sistema de aspiración eliminaban las pequeñas partículas de salvado que hubieran pasado a la harina.


Esta industria que en sus diferentes turnos de trabajo ocupaba a más de 160 trabajadores, entre molineros, transportadores, carpinteros, tejedores, mecánicos, panaderos y oficinas, etc. El personal se distribuía entre dos turnos, el de día y el de noche. Su impacto en la economía de la ciudad debió de ser enorme teniendo en cuenta que su población en esta época no alcanzaría los 10.000 habitantes, siendo actualmente de unos 18.000, cifra que se ha venido manteniendo casi estable en los últimos 50 años. Contaba, como necesario complemento de instalación principal, con enormes almacenes para grano y harina, talleres auxiliares con maquinaria apropiada para pulir o astriar cilindros, y con una panadería propia e la que diariamente se cocían unos 2.000 kilos de pan para abastecer a la localidad.

Vista de los hornos de pan

Como resultado de todo el proceso se obtenían varias calidades de harina panificable, salvados, tercerillas y cuartas empleadas como pienso.

En principio la fábrica estuvo movida por un gran motor de vapor de agua alimentado por tres calderas Alexander, el cual fue sustituido más tarde por un motor Diesel de 150 CV.

Dinamo de cc de 110V. En época de restricciones este aparato dio luz a la iglesa de Jesús y a Paseos del Río en las fiestas del pueblo

Durante la Guerra Civil española la fábrica fue incautada por el Gobierno Republicano y se destruyó parte de la maquinaria, como las calderas que eran de gran valor. Terminada la contienda, la sociedad Ayala y Juan, S.A. volvió a resurgir, comprando nueva maquinaria alemana e inglesa como un motor Siemens que movía la transmisión general y otro Deuz de 150 Hp, movido por gas-oil. Se producían varios tipos de harinas: X-I, X-II, X-III, que se envasaban en sacos de arpillera de 100 kg y más tarde en sacos de papel de 50 kg. En 1945, fueron instalados en uno de los patios varios hornos donde se cocía el pan y se distribuía entre varias tahonas del pueblo.

La fábrica se cerró en 1974, quedando solo el edificio que se vendió en 1977. Actualmente está abandonado, aunque la fachada exterior se mantiene relativamente bien. Éste está incluido en la Lista Roja de la Asociación Hispania Nostra, dedicada a proteger edificaciones históricas de nuestro Patrimonio. También la Asociación Restaura Manzanares lleva varios años reivindicando la preservación y puesta en valor de esta impresionante harinera. Desde este Blog también nos sumamos a estas reivindicaciones dando a conocer su historia y el significado que tuvo para Manzanares y para la industria harinera española.

Por esas fechas se inaguraba y ponía en marcha, en Manzanares, un Polígono Industrial de los denominados de 'descongestión de Madrid', que actualmente alberga a más de 170 empresas, la mayoría pymes, entre las que cabe destacar: Sociedad Española del Acumulador Tudor (antigua Tudor), Suzuki&Manufacturing Spain (componentes del automóvil), Miguel Bellido (complementos y accesorios, con proyección internacional), Vinícola de Castilla (produce vinos con la marca Señoría de Guadianeja entre, otros), Cooperativa Padre Jesús del Perdón (produce vinos de la marca Yuntero y Lazarillos, entre otros).

Agradecer desde este post a Manuel Rodríguez por toda la documentación facilitada sin cuya aportación hubiera sido imposible hacer este artículo. La información sobre el proceso de producción de la fábrica ha sido obtenida del libro 3º de A. Bermúdez, 'El Sector Industrial no Vinícola'.

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jueves, 15 de octubre de 2009

Fábrica de Harinas de Manzanares (Ciudad Real)

En mayo de 1881 D. Francisco Ayala y Mira adquiere el solar donde, a finales de esa década, pondría en marcha la que llegó a ser la tercera fábrica harinera de España por su capacidad. Unos años después, en 1906, D. Manuel Juan López, ciudadrealeño como Ayala y Mira, entra a formar parte como propietario de la factoría. La visión emprendedora de estos dos hombres convirtieron a esta factoría en el impulsor económico de la ciudad, empleando a 170 personas entre molineros, transportadores, carpinteros, tejedores, mecánicos, panaderos y oficinas, etc., que se distribuían entre dos turnos y que llegaron a molturar 60 toneladas de cereal al día.

A pesar de su capacidad e importancia, no fue indemne a la crisis que sufrió el sector harinero español en la década de los sesenta, debido al exceso de capacidad molturadora existente en toda España, fruto de la proliferación de las fábricas harineras que tuvo lugar a finales del siglo XIX y principios del XX en núcleos de población de cierta relevancia y cercanos a importantes mercados del cereal. A esta causa, hay que unir el aumento de las rentas medias de los españoles que, tras la recuperación económica vivida después de la posguerra, implicó un descenso en el consumo del pan y, también otro posible motivo, reside en el proceso de emigración a grandes núcleos urbanos que empezó a notarse en esos años.

Hoy toda la maquinaria, revolucionaria en su tiempo, ha desaparecido y hace aún más desoladora la visión del imponente edificio de más de 3.000 metros cuadrados de superficie, que día a día sufre las consecuencias del total abandono. A pesar de haber sido incluido en el Catálogo de Bienes y Ámbitos de Protección del Plan de Ordenación Municipal de Manzanares y en la ‘Lista Roja del Patrimonio’ de la Asociación Hispania Nostra, se encuentra en un proceso de deterioro que si no se remedia pronto acabará corriendo la misma suerte que la maquinaria que albergaba.

Menos mal que hay iniciativas que devuelven la esperanza y ponen más énfasis, aún, en la necesidad de proteger y conservar nuestras señas de identidad. La firma de ropa Pull and Bear ha elegido el antiguo edificio como escenario para grabar la campaña publicitaria de su nueva colección de ropa.

WikipediaPatrimonio Industrial Harinero http://www.manzanares.es/Web Hispania Nostra http://www.miciudadreal.es/Blog Crónicas del Manzanares Web Pull and Bear - Artículo 'La Industria Harinera en la Provincia de León durante el Franquismo' de Javier Revilla Casado

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jueves, 30 de abril de 2009

Pozo de Nieve de Campo de Criptana (Ciudad Real)

Conocido como Pozo de Nieve del Cristo de Villajos, esta construcción estuvo dedicada al almacenamiento y conservación del hielo para su posterior distribución y venta. Ha sido restaurada y abierta al público como museo para dar a conocer su función como origen de la industria del frío.

El consumo de nieve en Europa se generalizó desde mediados del siglo XVI cuando dejó de ser un artículo de lujo y se convirtió en un producto cotidiano, gracias al desarrollo de técnicas eficaces de almacenamiento masivo y conservación en pozos como éste, cuya primera mención documental se debe al Catrasto de Ensenada de 1752.

Coincidiendo con la aparición, a finales del siglo XIX, de las primeras fábricas eléctricas de hielo estas construcciones dejaron de funcionar y se conviertieron en escombreras, desapareciendo en poco años.

Tiene planta circular y está excavado en la roca, sus paredes están revestidas de mampostería caliza enlucida con mortero de cal y arena para conseguir mejor aislamiento térmico y tiene una capacidad próxima a los 230 metros cúbicos.

Su fondo presenta catorce canales radiales que convergen en un pozo de decantación excéntrico dotado de un pequeño desagüe para evacuar las aguas generadas por el deshielo de la carga. Para garantizar mayor aislamiento, el pozo tenía una bóveda que favorecía que el aire caliente se acumulará en ella y por tanto, permaneciera alejado de la carga.

Desde el Centro de Información Turística, situado en la Sierra de los Molinos de Campo de Criptana se organizan visitas guiadas y se puede obtener más información sobre este proceso de producción de hielo que requería un elevado grado de organización y de recursos, que iban desde las labores de limpieza y preparación del pozo y su entorno, pasando por la recogida del hielo y nieve acumulados, hasta su posterior almacenamiento, conservación y distribución.

El trabajo en el interior del pozo era duro y peligroso, pues una vez que los peones recogían la nieve con palas y azadones y la transportaban al interior del pozo, sobre el que previamente se había colocado un entramado de maderas, ramas y paja que evitaban el contacto directo del hielo con el suelo y proporcionaban una cámara aislante de aire que dejaba libre los canales de drenaje, tenían que humedecerla y compactarla para favorecer la conservación, además iban colocando encima de cada placa de unos 50 cm de espesor una capa de paja que hacía la función de aislante con la siguiente y ayudaba en la posterior tarea de cortar en bloques o 'panes' para su extracción y venta. Todo ello se realizaba en invierno, sin luz y a muy bajas temperaturas.

http://www.campodecriptana.info/

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