jueves, 24 de septiembre de 2009

La Hispano de Guadalajara

'La Hispano, Fábrica Nacional de Automóviles y Material de Guerra' fue la denominación de la sede y fábrica que La Hispano Suiza instaló en Guadalajara a raíz de la petición que Alfonso XIII, usuario incondicional de sus vehículos, hizo a D. Damián Mateu, cofundador de la firma junto con D. Francisco Seix, para garantizar el suministro de coches, camiones y motores de aviación al ejército español. La petición no se hizo esperar mucho y en 1917 se inauguraron las instalaciones alcarreñas, que actuaron siempre con independencia de la casa matriz, tanto que en los vehículos que salieron de sus instalaciones no llevaban la bandera suiza.

La Hispano de Guadalajara fabricó algunos automóviles conocidos como modelo 'Guadalajara' y sobre todo, camiones para finalidades castrenses, destinadas al servicio del Ejército Español en África, y también para servicios civiles. Durante ese periodo también se produjeron algunos vehículos acorazados de combate y se creó además una sección independiente destinada a la construcción aeronáutica, la Hispano Aircraft, que llegó a contar con aeródromo propio.

Vehículo propiedad del ejército

El 17 de febrero de 1931 el Consejo de Administración de la Hispano Suiza formaliza el acuerdo de venta de la empresa automovilística de Guadalajara a favor de la Fábrica Nacional de Automóviles. La FNA estaba relacionada con la FIAT, y ésta sería la destinataria final del paquete de acciones. Esta transacción estuvo referida siempre a la sección de automóviles, pues se excluyeron los talleres de aeronáutica que siguieron bajo el control de Hispano Suiza. Sin embargo, las desavenencias políticas que se estaban produciendo en nuestro país y las trabas burocráticas para la importación de materiales fueron los causantes de que tan sólo salieran de Guadalajara 300 vehículos de uno de los dos modelos que se tenía pensado fabricar, el FIAT 514. En 1935, la Hispano Suiza vuelve a adquirir la fábrica de Guadalajara para ampliar su sección aeronáutica, poniéndose punto y final al proyecto de la factoría italiana.

El aislamiento internacional y la práctica imposibilidad para obtener suministros, consecuencia de la Guerra Civil, hicieron muy difícil el reinicio de la actividad industrial tras ésta y provocaron el desmantelamiento definitivo de las instalaciones en 1939, tras el traslado de la maquinaria a Alicante.

El Ayuntamiento de Guadalajara ha mostrado interés por recuperar la antigua fábrica y convertirla en un museo. Sin embargo, la intención, que cuenta con muchas trabas burocráticas, es por ahora más un deseo que una realidad. De hecho ésta es la imagen actual que ofrece la que un día fue una empresa pionera en nuestro país.

www.lahispano-suiza.com - wikipedia

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miércoles, 16 de septiembre de 2009

Perfumería Gal de Madrid

Hace 5 años que Perfumerías Gal, hoy propiedad del Grupo Puig, abandonó el emblemático edificio situado en Alcalá de Henares y se trasladó a un polígono industrial situado a las afueras del municipio.

Gracias a un convenio firmado por la dirección de la empresa y el Ayuntamiento Alcalíno en 2001, aún podemos contemplar el edificio principal que se decidió conservar como parte de un proyecto museítico y de promoción turística. El resto de instalaciones fueron demolidas de acuerdo a un plan de desarrollo urbanístico después de recalificarse los terrenos donde se ubicaban.

La empresa Gal ha sido una de las industrias más antiguas, mejor asentadas y de las primeras que contribuyeron al arranque del sector industrial madrileño. Los más de 100 años de historia con los que cuenta nos remontan a 1887 cuando el que fue su fundador, Salvador Echeandía Gal, montó una droguería en la calle Arenal de Madrid, donde comenzó la venta de perfumes. En 1898, Salvador y su hermano Eusebio Echeandía comenzaron a fabricar una loción alcohólica, que llegó a ser muy conocida, a base de petróleo y esencias cítricas para evitar la caída de pelo, Petróleo Gal, y al poco tiempo ya fabricaban colonias, polvos cosméticos y jabón perfumado, lo que le obligó a trasladarse a la calle Ferraz donde quedó instalada la primera fábrica de la empresa. En 1901 con el aumento de las ventas, Gal empieza la fabricación en serie y aumenta su capital constituyéndose la Sociedad Anónima.

Pronto la fábrica quedó pequeña y en 1915 se inauguraron las instalaciones de Moncloa, el conjunto contaba con depósitos, laboratorios, oficinas, viviendas, archivo y talleres, donde se realizaba todo el proceso de fabricación, desde la mezcla de productos hasta el empaquetado, impresión de folletos, envoltorios, frasquerías, etc. Por su diseño y construcción fue ésta una fábrica modélica que mereció en 1915 un premio extraordinario del Ayuntamiento de Madrid.

Aunque parcialmente destruida, sobrevivió a la Guerra Civil y volvió a alcanzar el nivel de producción anterior, principalmente debido a la apuesta de su fundador por la publicidad para la promoción de sus productos.

En 1963 Gal traslada su producción a Alcalá de Henares y las instalaciones de Moncloa son destruidas para la construcción de viviendas y locales comerciales. Menos mal que la historia no se ha reproducido totalmente.

Hemeroteca ABC – Gaceta Nuestra Historia del Casino de Madrid - Arqueología Industrial y memoria del trabajo: el patrimonio industrial del sudeste madrileño,1905-1950 - http://urbancidades.wordpress.comhttp://revistamundografico.blogspot.com/

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viernes, 11 de septiembre de 2009

Los Principes de Asturias y el Patrimonio Industrial

El Molino de Viento 'Burleta' situado en la Sierra de los Molinos de Campo de Criptana ha sido el escenario perfecto para mostrar a los Principes de Asturias el valor de la conservación de nuestro Patrimonio Industrial.

Las aspas de su caperuza se movieron ayer para poner en marcha la maquinaria original del siglo XVI y mostrar cómo se realizaba la molienda del cereal hasta bien entrado los años 5o.

La visita de los Principes servirá de impulso al turismo de la localidad manchega y esperemos que sirva también para potenciar iniciativas de restauración y promoción del Patrimonio Industrial.

Foto: Diario la Comarca de Puertollano

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viernes, 4 de septiembre de 2009

Fábricas de Resinas "La Cándida" de Mazarete (Guadalajara)

A pesar de la capacidad productiva de los extensos pinares que recorren nuestra geografía, la industria resinera seguía estancada a finales del siglo XIX, especialmente debido a la competencia de los productos franceses (aguarrás y colofonia) que pagaban unos mínimos derechos arancelarios a España y, aunque en menor medida, debido también a que la extracción y procesamiento de la resina se seguían realizando de forma artesanal y con muchas deficiencias técnicas. Ante este panorama, el ingeniero gijonés D. Calixto Rodríguez ideó un proyecto para reunir a todos los resineros españoles, de forma que les permitiera luchar contra la competencia exterior y solucionar los problemas ocasionados entre ellos en su lucha por hacerse con el mercado interior. Tras varios intentos, consiguió crear en 1888 una sociedad mercantil en forma de sindicato que acabó convirtiéndose años después en La Unión Resinera Española, de la que fue su director gerente hasta 1908.

Al frente de esta Sociedad modernizó las instalaciones de los socios, mejorando y actualizando los sistemas de producción, consiguiendo abaratar los precios y abriendo el mercado exterior, de modo que los productos de la Sociedad llegaron a tener gran prestigio. Se pasó en pocos años de unos 2.500.000 pinos rodenos o resineros a los cerca de 13.000.000 que se llegaron a aprovechar a principios del siglo XX, puesto que uno de los objetivos fundamentales fue la ampliación del patrimonio forestal, como también lo fue del propio Calixto que contribuyó a la misma con dos propiedades, “La Cándida” en Mazarete y “La Avellaneda” en Anquela del Ducado.
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La fábrica de Mazarete fue un importante núcleo industrial y llegó a emplear alrededor de 1.000 obreros. Fue fundada en 1883 y el ingeniero la denominó “La Cándida” en honor a su madre. Contaba con la más avanzada tecnología de la época, separando los componentes de la miera (aguarrás y colofonia) por destilación por arrastre de vapor. Consiguió, a partir de la miera que se recogía por el método Hugues o tradicional de los pinares que compró al Ducado de Medinacelli en 1904, que sus resinas de primera, segunda y tercera, sus breas clara y negra, y la esencia de trementina fueran de excelente calidad.

La primera producción que consiguió la fábrica, según datos obtenidos de un artículo publicado en La Vanguardia el día 3 de marzo de 1889, fue de 19.700 Kg de aguarrás o esencia de trementina y 85.000 Kg de colofonias, a partir de la recogida de 120.000 Kg de miera. El artículo apunta además que la producción fue escasa debido a que la operación de resinar empezó en junio, es decir, con dos meses de retraso, y también había sido escaso el tanto por ciento de esencia de trementina por haber estado la miera almacenada algún tiempo, lo que produjo pérdida de principios esenciales. Encontramos también un cuadro resumen con las producciones del primer quinquenio de funcionamiento de la fábrica y los precios de los productos obtenidos.
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Los mercados principales de “La Cándida” fueron Barcelona, Madrid, Sevilla y Zaragoza. La fábrica junto con los pinares fueron vendidos por su dueño a L.U.R.E. en 1909, tras la salida de éste de la Sociedad. A partir de la década de los sesenta la actividad resinera en nuestro país se vio amenazada por el desarrollo tecnológico y la creciente competencia internacional, experimentando la extracción y procesado de la resina en España un progresivo declive, hasta la práctica extinción. El retroceso en la producción estuvo acompañado por un continuado incremento en los costes y caída relativa de los precios, disminuyendo la rentabilidad de numerosas instalaciones, como la de la fábrica de Mazarete que finalmente cerró sus puertas en 1976. Hoy, lamentablemente, sólo unas ruinas recuerdan su pasado esplendor.

Queremos agradecer a José Enrique Villarino los comentarios y sugerencias, fue él quien nos puso en antecedentes sobre esta industria y quien nos ha facilitado abundante información.

La Unión Resinera Española (1936-1986), Rafael Uriarte - D. Calixo Rodriguez García. Fundador L.U.R.E. y Diputado a Cortes por Molina, Anontio Berlanga - Hemeroteca La Vanguardia - www.turismocastillalamancha.com

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viernes, 31 de julio de 2009

Molinos de Viento de Campo de Criptana

Si la Mancha se caracteriza por un edificio emblemático asociado a su cultura, ese es El Molino de Viento. Los molinos, sin embargo forman parte de la eclosión de ingenios que se desarrollaron durante los siglos XV, XVI, XVII y que fueron determinantes para el progreso tecnológico de Europa. Su función era la de moler el grano de cereal para convertirlo en harina, por lo que han estado directamente relacionado con la industria a lo largo de siglos.
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En Campo de Criptana existieron treinta y cuatro molinos, según el Catastro del Marqués de la Ensenada del año 1752, tantos como la suma de los existentes en las demás poblaciones del resto de provincias manchegas. Actualmente se conservan diez de estos molinos, tres de ellos han sido declarados Bien de Interés Cultural, "Burleta", "Infanto" y "Sardinero", por conservar la maquinaría original del siglo XVI.
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Los molinos de viento, a diferencia de los hidráulicos, que generalmente se asentaban en los valles por donde discurría el agua, se localizaron en zonas áridas con escasez de corrientes fluviales, por ello en España son característicos de la mitad sur peninsular. Los más numerosos son los de torre en los que tan solo gira la caperuza y se necesitaba menos madera para su construcción.
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Se trata de construcciones hechas de piedra y enlucidas con mortero de cal y arena, con unas dimensiones totales de once metros de altura por cinco de diámetro. Sobre la torre se colocaba la cubierta cónica construida en un principio de paja, luego de madera y posteriormente de zinc, del mismo diámetro que la torre sobre la que podía girar mediante un carril de madera de encina muy dura.
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El molino se componía de tres plantas, el silo o planta baja donde se almacenaba el grano y los utensilios del molinero, la camareta es la estancia media donde se efectuaba la limpieza del grano y donde se guardaban los lienzos de las aspas y el moledero, conocido también por habitación de la piedra, donde se alojaba la maquinaría y se ubicaban los ventanillos. Se trataban de doce ventanas pequeñas orientadas en función de cada viento y desde las cuales el molinero conocía la dirección del viento dominante para orientar las aspas. Para esta operación el molinero usaba un torno portátil "borriquillo" que unido a un largo mástil "palo de gobierno" servían para mover la caperuza.
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Una vez las aspas en movimiento, su movimiento de giro vertical era transmitido al eje al que estaban sujetas y se transformaba en horizontal a través del engranaje que realiza la rueda de madera de mayor tamaño, rueda catalina, con la de menor tamaño, llamada linterna, pasando directamente a la piedra que se movía solidaria a ésta última. El movimiento de la piedra superior sobre la inferior fija es el que tritura los granos de trigo, cebada o los "titos" con los que se elaboran las famosas gachas manchegas.
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El Ayuntamiento de Campo de Criptana lleva a cabo un Plan Especial de Protección de la Sierra de los Molinos y de su entorno, que vela por la conservación y el mantenimiento del aspecto original de los molinos. Ubicado en la misma Sierra se encuentra el Centro de Iniciativas Turísticas, desde donde se cuida y orienta al turista para que conozca en profundidad el patrimonio de todo el municipio.

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jueves, 30 de julio de 2009

Revista COIIM Número 42

El Número 42 de la Revista COIIM está dedicado al Patrimonio Industrial con un editorial y un amplio artículo sobre la Industria Textil de Béjar, en el que se hace un recorrido por su historia, el significado que ha tenido para la ciudad y sus habitantes, la evolución tecnológica y su rico legado.

Pinchar en la imagen para descargarla.

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jueves, 23 de julio de 2009

La Azuda de la Montaña (Aranjuez)

El Tajo y su afluente el Jarama han marcado la historia de Aranjuez, ambos ríos recorren su término municipal y sus aguas han servido para regar a través de sistemas de canales, caces y acequias las históricas huertas de Aranjuez.
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Imagen tomada de la Reproducción en facsímil, por Doce Calles en 1987, del libro 'Albúm-Guía del Real Sitio de Aranjuez'

A finales del siglo XVIII, con el objetivo de ampliar la zona de regadío por encima de la cota del canal denominado el 'Caz del Embocador' se construyó una obra de ingeniería hidráulica que se conoció como 'La Azuda y el Acueducto de la Montaña'. Se trababa de una rueda de madera de 12 metros de diámetro, compuesta por 12 radios y cuatro paletas entre cada radio. Era movida por la propia corriente del canal y elevaba, a través de sus canjilones, el agua hasta el acueducto construido en ladrillo para poder regar los terrenos ubicados en la denominada finca 'La Montaña' de ahí el nombre de la obra de regadío.

Con el paso del tiempo y debido a su uso, algunos de sus elementos fueron siendo reemplazados por piezas metálicas, hasta que en 1844 la noria totalmente deteriorada pasó a ser sustituida por otra de dimensiones similares pero fabricada en hierro. La azuda dejó de funcionar definitivamente en 1927 cuando se instaló el riego a motor.

Estos datos provienen de un estudio realizado por profesores e investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid como parte del proyecto de rehabilitación de esta obra de ingeniería, de la que actualmente solo quedan ruinas. Con la rehabilitación se pretende estrechar lazos entre el entorno y los visitantes para acercarles la historia de este municipio madrileño.

Revista Municipal de Aranjuez, julio 2009

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