viernes, 4 de septiembre de 2009

Fábricas de Resinas "La Cándida" de Mazarete (Guadalajara)

A pesar de la capacidad productiva de los extensos pinares que recorren nuestra geografía, la industria resinera seguía estancada a finales del siglo XIX, especialmente debido a la competencia de los productos franceses (aguarrás y colofonia) que pagaban unos mínimos derechos arancelarios a España y, aunque en menor medida, debido también a que la extracción y procesamiento de la resina se seguían realizando de forma artesanal y con muchas deficiencias técnicas. Ante este panorama, el ingeniero gijonés D. Calixto Rodríguez ideó un proyecto para reunir a todos los resineros españoles, de forma que les permitiera luchar contra la competencia exterior y solucionar los problemas ocasionados entre ellos en su lucha por hacerse con el mercado interior. Tras varios intentos, consiguió crear en 1888 una sociedad mercantil en forma de sindicato que acabó convirtiéndose años después en La Unión Resinera Española, de la que fue su director gerente hasta 1908.

Al frente de esta Sociedad modernizó las instalaciones de los socios, mejorando y actualizando los sistemas de producción, consiguiendo abaratar los precios y abriendo el mercado exterior, de modo que los productos de la Sociedad llegaron a tener gran prestigio. Se pasó en pocos años de unos 2.500.000 pinos rodenos o resineros a los cerca de 13.000.000 que se llegaron a aprovechar a principios del siglo XX, puesto que uno de los objetivos fundamentales fue la ampliación del patrimonio forestal, como también lo fue del propio Calixto que contribuyó a la misma con dos propiedades, “La Cándida” en Mazarete y “La Avellaneda” en Anquela del Ducado.
p
La fábrica de Mazarete fue un importante núcleo industrial y llegó a emplear alrededor de 1.000 obreros. Fue fundada en 1883 y el ingeniero la denominó “La Cándida” en honor a su madre. Contaba con la más avanzada tecnología de la época, separando los componentes de la miera (aguarrás y colofonia) por destilación por arrastre de vapor. Consiguió, a partir de la miera que se recogía por el método Hugues o tradicional de los pinares que compró al Ducado de Medinacelli en 1904, que sus resinas de primera, segunda y tercera, sus breas clara y negra, y la esencia de trementina fueran de excelente calidad.

La primera producción que consiguió la fábrica, según datos obtenidos de un artículo publicado en La Vanguardia el día 3 de marzo de 1889, fue de 19.700 Kg de aguarrás o esencia de trementina y 85.000 Kg de colofonias, a partir de la recogida de 120.000 Kg de miera. El artículo apunta además que la producción fue escasa debido a que la operación de resinar empezó en junio, es decir, con dos meses de retraso, y también había sido escaso el tanto por ciento de esencia de trementina por haber estado la miera almacenada algún tiempo, lo que produjo pérdida de principios esenciales. Encontramos también un cuadro resumen con las producciones del primer quinquenio de funcionamiento de la fábrica y los precios de los productos obtenidos.
p

Los mercados principales de “La Cándida” fueron Barcelona, Madrid, Sevilla y Zaragoza. La fábrica junto con los pinares fueron vendidos por su dueño a L.U.R.E. en 1909, tras la salida de éste de la Sociedad. A partir de la década de los sesenta la actividad resinera en nuestro país se vio amenazada por el desarrollo tecnológico y la creciente competencia internacional, experimentando la extracción y procesado de la resina en España un progresivo declive, hasta la práctica extinción. El retroceso en la producción estuvo acompañado por un continuado incremento en los costes y caída relativa de los precios, disminuyendo la rentabilidad de numerosas instalaciones, como la de la fábrica de Mazarete que finalmente cerró sus puertas en 1976. Hoy, lamentablemente, sólo unas ruinas recuerdan su pasado esplendor.

Queremos agradecer a José Enrique Villarino los comentarios y sugerencias, fue él quien nos puso en antecedentes sobre esta industria y quien nos ha facilitado abundante información.

La Unión Resinera Española (1936-1986), Rafael Uriarte - D. Calixo Rodriguez García. Fundador L.U.R.E. y Diputado a Cortes por Molina, Anontio Berlanga - Hemeroteca La Vanguardia - www.turismocastillalamancha.com

Compartir

viernes, 31 de julio de 2009

Molinos de Viento de Campo de Criptana

Si la Mancha se caracteriza por un edificio emblemático asociado a su cultura, ese es El Molino de Viento. Los molinos, sin embargo forman parte de la eclosión de ingenios que se desarrollaron durante los siglos XV, XVI, XVII y que fueron determinantes para el progreso tecnológico de Europa. Su función era la de moler el grano de cereal para convertirlo en harina, por lo que han estado directamente relacionado con la industria a lo largo de siglos.
p
En Campo de Criptana existieron treinta y cuatro molinos, según el Catastro del Marqués de la Ensenada del año 1752, tantos como la suma de los existentes en las demás poblaciones del resto de provincias manchegas. Actualmente se conservan diez de estos molinos, tres de ellos han sido declarados Bien de Interés Cultural, "Burleta", "Infanto" y "Sardinero", por conservar la maquinaría original del siglo XVI.
p
Los molinos de viento, a diferencia de los hidráulicos, que generalmente se asentaban en los valles por donde discurría el agua, se localizaron en zonas áridas con escasez de corrientes fluviales, por ello en España son característicos de la mitad sur peninsular. Los más numerosos son los de torre en los que tan solo gira la caperuza y se necesitaba menos madera para su construcción.
p
Se trata de construcciones hechas de piedra y enlucidas con mortero de cal y arena, con unas dimensiones totales de once metros de altura por cinco de diámetro. Sobre la torre se colocaba la cubierta cónica construida en un principio de paja, luego de madera y posteriormente de zinc, del mismo diámetro que la torre sobre la que podía girar mediante un carril de madera de encina muy dura.
p
El molino se componía de tres plantas, el silo o planta baja donde se almacenaba el grano y los utensilios del molinero, la camareta es la estancia media donde se efectuaba la limpieza del grano y donde se guardaban los lienzos de las aspas y el moledero, conocido también por habitación de la piedra, donde se alojaba la maquinaría y se ubicaban los ventanillos. Se trataban de doce ventanas pequeñas orientadas en función de cada viento y desde las cuales el molinero conocía la dirección del viento dominante para orientar las aspas. Para esta operación el molinero usaba un torno portátil "borriquillo" que unido a un largo mástil "palo de gobierno" servían para mover la caperuza.
p
Una vez las aspas en movimiento, su movimiento de giro vertical era transmitido al eje al que estaban sujetas y se transformaba en horizontal a través del engranaje que realiza la rueda de madera de mayor tamaño, rueda catalina, con la de menor tamaño, llamada linterna, pasando directamente a la piedra que se movía solidaria a ésta última. El movimiento de la piedra superior sobre la inferior fija es el que tritura los granos de trigo, cebada o los "titos" con los que se elaboran las famosas gachas manchegas.
p
El Ayuntamiento de Campo de Criptana lleva a cabo un Plan Especial de Protección de la Sierra de los Molinos y de su entorno, que vela por la conservación y el mantenimiento del aspecto original de los molinos. Ubicado en la misma Sierra se encuentra el Centro de Iniciativas Turísticas, desde donde se cuida y orienta al turista para que conozca en profundidad el patrimonio de todo el municipio.

Compartir

jueves, 30 de julio de 2009

Revista COIIM Número 42

El Número 42 de la Revista COIIM está dedicado al Patrimonio Industrial con un editorial y un amplio artículo sobre la Industria Textil de Béjar, en el que se hace un recorrido por su historia, el significado que ha tenido para la ciudad y sus habitantes, la evolución tecnológica y su rico legado.

Pinchar en la imagen para descargarla.

Compartir

jueves, 23 de julio de 2009

La Azuda de la Montaña (Aranjuez)

El Tajo y su afluente el Jarama han marcado la historia de Aranjuez, ambos ríos recorren su término municipal y sus aguas han servido para regar a través de sistemas de canales, caces y acequias las históricas huertas de Aranjuez.
R
Imagen tomada de la Reproducción en facsímil, por Doce Calles en 1987, del libro 'Albúm-Guía del Real Sitio de Aranjuez'

A finales del siglo XVIII, con el objetivo de ampliar la zona de regadío por encima de la cota del canal denominado el 'Caz del Embocador' se construyó una obra de ingeniería hidráulica que se conoció como 'La Azuda y el Acueducto de la Montaña'. Se trababa de una rueda de madera de 12 metros de diámetro, compuesta por 12 radios y cuatro paletas entre cada radio. Era movida por la propia corriente del canal y elevaba, a través de sus canjilones, el agua hasta el acueducto construido en ladrillo para poder regar los terrenos ubicados en la denominada finca 'La Montaña' de ahí el nombre de la obra de regadío.

Con el paso del tiempo y debido a su uso, algunos de sus elementos fueron siendo reemplazados por piezas metálicas, hasta que en 1844 la noria totalmente deteriorada pasó a ser sustituida por otra de dimensiones similares pero fabricada en hierro. La azuda dejó de funcionar definitivamente en 1927 cuando se instaló el riego a motor.

Estos datos provienen de un estudio realizado por profesores e investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid como parte del proyecto de rehabilitación de esta obra de ingeniería, de la que actualmente solo quedan ruinas. Con la rehabilitación se pretende estrechar lazos entre el entorno y los visitantes para acercarles la historia de este municipio madrileño.

Revista Municipal de Aranjuez, julio 2009

Compartir

martes, 12 de mayo de 2009

Antigua Elevadora de Aguas (Soria)

En esta antigua instalación, que ha sido rehabilitada como Mueso del Agua para proteger mediante nuevos usos el Patrimonio Industrial, guardaba en su interior la maquinaría que hizo posible, a principios del siglo XX, abastecer de agua a toda la ciudad de Soria mediante el bombeo desde el río Duero.
lok
La población soriana venía solicitando el abastecimiento de agua desde mediados del siglo XIX y fueron varios los estudios que se realizaron para conseguir este fin, hasta que por fin el Ingeniero Industrial D. Manuel Garbayo llevó a cabo el proyecto que lo conseguiría a principios del siglo pasado. De hecho la Memoria Descriptiva de este trabajo fue publicada durante los meses de julio a octubre de 1900 en el diario soriano El Noticiero de Soria, dando a conocer a todos la viabilidad del mismo.

Para el diseño y cálculo de maquinaría consideró que la cantidad de agua necesaria para la población debía ser de 50 litros por día y persona, basándose en las cantidades consumidas por otras ciudades, como Madrid:

Así como el de otras ciudades importantes a principios del siglo XX:

La turbina proyectada fue de las denominadas de admisión parcial sistema Fontaine y dos bombas de pistón sumergido con las siguientes potencias:

También se tuvieron en cuenta el diseño de los depósitos de agua para garantizar el suministro, construyéndose dos depósitos de 500 métro cúbicos cada uno, red de tuberías, bocas de riego e incendios, desagües, fuentes para la vecindad y fuentes monumentales. El presupuesto total de elevación de las aguas ascendió a 89.191 pesetas.

Compartir

lunes, 11 de mayo de 2009

Ruta de las Fábricas Textiles de Béjar (Salamanca)

Como homenaje y forma de promocionar el importante Patrimonio Industrial de Béjar se ha construido, siguiendo el curso del río Cuerpo de Hombre, este paseo denominado "Ruta de las Fábricas Textiles", que nos permite revivir el explendor que la industria textil bejarana mantuvo hasta finales del siglo XX. Hoy la mayoría de la fábricas se encuentran abandonadas pero sus impresionantes figuras nos recuerdan la historia y los procesos de producción que en ellas se desarrollaron, además de constituir las señas de identidad económicas, sociales y culturales de todos los bejaranos. Las siguientes imágenes son una pequeña muestra de los testimonios de este pasado industrial que se pueden contemplar a lo largo del recorrido.
oip

En la imagen anterior se puede ver el edificio que fundó en los años 50 el industrial catalán D. Serafín Gilart Fité, dedicada a la tintura de materias textiles y que en la actualidad se ha rehabilitado para albergar el Museo Textil.

La imponente chimenea de 52 metros de la siguiente figura es la salida de humos de la fábrica conocida por La Noriega, La Illana o García y Cascón, según se fueron sucediendo sus respectivos propietarios. Éstos últimos adquieron la instalación en 1916 y tras la compra de más propiedades llegaron a formar un gran complejo industrial que contaba a medidados del siglo pasado con más de 1.600 trabajadores.

Nuestro guía de lujo en la visita fue el Profesor y Doctor de Ingeniería Textil de la E.T.S. de Ingenieros Industriales de Béjar (Universidad de Salamanca), D. Javier R. Sánchez, que nos ofreció su tiempo y conocimiento de la industria textil para explicarnos la historia y propósito de cada una de las fábricas del recorrido. Para ver un pequeño detalle de lo que podéis encontrar si visitáis Béjar os invitamos a que os descarguéis el siguiente tríptico.

Ver tríptico informativo

Compartir

lunes, 4 de mayo de 2009

Martinete de Navafría (Segovia)

A mediados del siglo XIX la familia Abán se instaló en Navafría y construyó este obrador de cobre con su correspondiente martinete, que gracias al empeño de sus descendientes por conservarlo hasta nuestros días podemos visitarlo y tranportarnos a una época todavía anterior, ya que estas obras de ingeniería fueron introducidas en España durante el siglo XVII procedente del centro de Europa, con la función de fabricar utensilios de cobre para uso doméstico.

La fuente de energía utilizada era el agua procedente del río Cega, que era conducida y acumulada en una balsa anexa a la pared del edificio y al nivel del alero del tejado.

A través de unos conductos creados en su base se alimentaba por un lado, la gran rueda hidráulica de madera y por otro, el sistema hidráulico llamado trompa ingeniado para insuflar el aire necesario para elevar la temperatura y fundir el cobre en el crisol. Estos conductos estaban provistos de unos tapones que eran manejados desde el interior del edificio a través de unos sencillos tiradores, y mediante ellos se regulaba la cantidad de agua que daba velocidad a la rueda y caudal de aire a la trompa.
Como puede verse en la imagen, la rueda hidráulica de 3 metros de diámetro es solidaria al eje fabricado en madera de pino con una longitud próxima a los 7 metros, en cuyo extremo opuesto se dispusieron 5 levas que al moverse junto con la rueda y el eje golpean el mango del martillo de 180 Kg y proporcionan el moviento horizontal del mismo.
El cobre una vez fundido en el obrador es vertido en moldes con forma de cuenco previamente preparados, una vez enfriado en ellos se colocaba entre el yunque y el martillo y comenzaba el proceso de batido. En el siguiete video se puede ver cómo con los repetidos golpes que se iban sucediendo, el cobre iba adelgazando y se iba estirando, de modo que la pared de la lámina se hacía cada vez más fina. Para evitar que ésta se rompiera se disponían varios calderos unos encima de otros y se batían a todos a la vez.

http://www.martinetedenavafria.com/

http://www.patrimonioindustrialensegovia.blogspot.com/

Compartir